Los metales preciosos, como el oro, el platino y la plata, han sido valorados por las sociedades a lo largo de la historia, no solo por su belleza, sino también por sus propiedades químicas y físicas únicas. Estos metales son raros, tienen un alto valor económico y son resistentes a la corrosión y la oxidación. Su valor se deriva tanto de su escasez natural como de sus usos en industrias de alta tecnología.
El oro es un metal de transición conocido por ser inerte, lo que significa que no reacciona fácilmente con otros elementos.
No se oxida, no se corroe y es resistente a la mayoría de los ácidos, con la notable excepción del agua regia (una mezcla de ácido nítrico y ácido clorhídrico). Esta estabilidad química es lo que le ha permitido conservar su brillo y valor a lo largo de milenios.
La extracción de oro ha evolucionado desde el simple lavado de pepitas en ríos hasta procesos complejos como la cianuración, que disuelve el oro de la roca triturada. A pesar de su suavidad, el oro es el metal más dúctil y maleable, pudiendo ser estirado en hilos extremadamente finos o aplanado en láminas delgadas, lo que lo hace útil en electrónica y joyería.
El platino y los otros metales del grupo del platino (paladio, rodio, rutenio, osmio e iridio) son extremadamente raros. El platino es más denso y duro que el oro, y es excepcionalmente resistente a la corrosión y las altas temperaturas. Es un catalizador poderoso, lo que lo hace indispensable en la industria automotriz para los convertidores catalíticos, donde ayuda a reducir las emisiones contaminantes. También se utiliza en joyería fina, implantes médicos y electrónica.
La plata es el metal con la mayor conductividad eléctrica y térmica de todos. Es más abundante que el oro y el platino, pero se corroe y se empaña fácilmente al reaccionar con el sulfuro de hidrógeno en el aire. A pesar de esto, su conductividad y su ductilidad la hacen vital en la industria electrónica para contactos y semiconductores.
Históricamente, la plata ha sido utilizada como moneda y en joyería, pero hoy en día sus principales aplicaciones están en:
Fotografía: Utilizada en sales de haluro de plata para películas fotográficas.
Electrónica: Componente clave en cables, interruptores y chips.
Medicina: Sus propiedades antimicrobianas la hacen útil en apósitos para heridas y otros equipos médicos.