La metalurgia en la vida cotidiana está presente en casi todos los objetos que usamos, desde la tecnología más avanzada hasta las herramientas más simples. Los metales son esenciales por sus propiedades únicas, como la conductividad, la resistencia y la ligereza. Sin ellos, el mundo moderno sería muy diferente.
Tu teléfono inteligente es un claro ejemplo del uso de metales y sus aleaciones. El chasis suele estar hecho de aluminio o magnesio por su ligereza y durabilidad. La placa base y los microchips tienen conexiones de cobre y oro debido a su excelente conductividad eléctrica. La batería depende del litio, el cobalto y el níquel para almacenar energía. Las pantallas a veces contienen una película delgada de indio, y los altavoces usan imanes de neodimio para generar sonido.
La industria automotriz se basa en la metalurgia. El chasis y el motor de un coche se fabrican principalmente con acero, una aleación de hierro conocida por su gran resistencia. El bloque del motor y los rines de las ruedas a menudo se hacen de aluminio por su bajo peso, que mejora la eficiencia de combustible. El sistema eléctrico está compuesto por kilómetros de cableado de cobre. En vehículos eléctricos, el litio, el níquel y el cobalto son esenciales para las baterías, mientras que el titanio se usa en componentes de alto rendimiento para aviones y naves espaciales.
En tu hogar, los metales son igualmente indispensables. Las tuberías de agua y gas suelen ser de cobre o acero. Los electrodomésticos, como la nevera y la lavadora, están hechos de acero para mayor durabilidad. En la cocina, los cubiertos y las ollas a menudo son de acero inoxidable, una aleación de hierro que resiste la corrosión gracias al cromo que contiene. Las herramientas, llaves y cerraduras están hechas de acero, latón (una aleación de cobre y zinc) o hierro fundido, lo que les da la resistencia necesaria para su función. En resumen, la metalurgia está en todas partes, haciendo posibles las comodidades y avances de la vida diaria.