Los metales raros y estratégicos son un grupo de elementos, a menudo llamados el "petróleo del futuro," que son cruciales para las tecnologías modernas y emergentes. Su escasez, difícil extracción y concentración en ciertas regiones del mundo les otorgan una gran importancia geopolítica. Estos metales son la base de la revolución de la energía verde, la electrónica de consumo y la defensa.
El litio es un metal alcalino extremadamente ligero, conocido por su alta capacidad de almacenamiento de energía. Es el componente clave en las baterías de iones de litio, que alimentan todo, desde teléfonos móviles y ordenadores portátiles hasta los vehículos eléctricos.
La creciente demanda de coches eléctricos ha disparado el valor del litio, convirtiéndolo en un recurso estratégico a nivel global.
El cobalto, por su parte, es un metal de transición utilizado en los cátodos de muchas baterías de iones de litio, donde mejora la estabilidad y prolonga la vida útil de la batería. Su producción está altamente concentrada en la República Democrática del Congo, lo que genera preocupaciones sobre la sostenibilidad de la cadena de suministro y cuestiones éticas relacionadas con la minería.
Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos que, a pesar de su nombre, no son tan raros en la corteza terrestre, pero su concentración en depósitos económicamente viables es baja. Tienen propiedades magnéticas y ópticas únicas, lo que los hace indispensables en una variedad de aplicaciones de alta tecnología.
Neodimio: Utilizado en la fabricación de imanes permanentes extremadamente potentes, esenciales para motores de vehículos eléctricos, turbinas eólicas y discos duros.
Disprosio: A menudo se utiliza junto con el neodimio para mejorar la resistencia de los imanes a altas temperaturas.
Lantano y Cerio: Componentes clave en catalizadores para refinerías de petróleo y sistemas de escape de automóviles.
La producción de tierras raras está dominada por un pequeño número de países, principalmente China, lo que ha elevado su importancia geopolítica. El control sobre la oferta de estos metales puede influir en la innovación y la seguridad nacional. A medida que el mundo avanza hacia una economía más tecnológica y sostenible, el acceso y la gestión de estos metales raros y estratégicos se convierte en un desafío de primer orden.