El carburo de hafnio ha despertado gran interés en la ciencia de los materiales desde mediados del siglo XX, cuando se descubrió su extraordinaria resistencia térmica. Su obtención suele realizarse mediante reducción carbotérmica de óxidos de hafnio a temperaturas superiores a 2000 °C, en presencia de carbono. También puede sintetizarse a partir de reacciones en estado sólido entre hafnio metálico y carbono en atmósferas inertes, lo que permite obtener polvos finos de alta pureza. Debido al alto coste del hafnio y a la complejidad de los procesos de síntesis, la producción de HfC ha estado históricamente restringida a la investigación y a aplicaciones experimentales de alta tecnología.
El HfC combina gran dureza con una de las temperaturas de fusión más elevadas entre los compuestos conocidos, lo que lo convierte en un candidato ideal para aplicaciones en condiciones extremas de calor. Su resistencia a la corrosión a temperatura ambiente es muy alta, aunque comienza a oxidarse de manera significativa a partir de aproximadamente 200 °C, lo que limita su aplicación práctica en entornos donde la exposición al oxígeno es inevitable. Como ocurre con otros carburos del grupo 4 de la tabla periódica, su microestructura cerámica le confiere gran resistencia mecánica pero también fragilidad intrínseca frente a esfuerzos de impacto.
Una de las variantes más estudiadas es la mezcla entre carburo de tántalo y carburo de hafnio, con fórmula Ta₄HfC₅, que alcanza un punto de fusión cercano a los 3990 °C, el más alto registrado en compuestos binarios. Sin embargo, este material no tiene aplicación práctica debido a la enorme dificultad de su síntesis y a la baja resistencia frente a la oxidación, que se manifiesta a temperaturas relativamente bajas en comparación con su estabilidad térmica.
El carburo de hafnio no se emplea de forma masiva en la industria debido a su elevado coste, la complejidad de su fabricación y su tendencia a oxidarse a temperaturas moderadas. No obstante, ha sido objeto de estudio como material para recubrimientos protectores en componentes aeroespaciales, especialmente en bordes de ataque de vehículos hipersónicos y en elementos sometidos a flujos aerotérmicos extremos. También se ha investigado su uso en reactores nucleares, aprovechando la elevada sección eficaz del hafnio para la absorción de neutrones, lo que convierte al HfC en un candidato potencial para entornos nucleares avanzados. Asimismo, su dureza lo hace interesante como material abrasivo y en compuestos cerámicos ultrarresistentes, aunque en la práctica su empleo en este campo ha sido marginal frente a alternativas más económicas.
El carburo de hafnio constituye un material de referencia en la categoría de los compuestos ultrarrefractarios. Su relevancia reside principalmente en el ámbito científico, ya que proporciona un modelo para el estudio de la resistencia térmica en compuestos cerámicos avanzados. Aunque sus aplicaciones prácticas han sido limitadas, su potencial en la industria aeroespacial, en el desarrollo de recubrimientos resistentes a ambientes extremos y en tecnologías nucleares lo mantienen como un material estratégico. El principal desafío para su adopción industrial continúa siendo la oxidación a temperaturas relativamente bajas y el alto coste de producción, factores que han relegado al HfC a un rol más experimental que comercial.