El interés científico por el carburo de niobio surgió de manera paralela a la investigación en materiales ultraduros y refractarios durante el siglo XX, aunque nunca alcanzó la relevancia industrial de otros compuestos como el carburo de titanio o el carburo de wolframio. Su síntesis puede realizarse mediante reducción carbotérmica de óxidos de niobio en presencia de carbono a altas temperaturas, o bien por reacción directa entre niobio metálico y carbono en condiciones controladas. A pesar de su estabilidad, el elevado coste del niobio como materia prima ha limitado su explotación comercial y su incorporación masiva en aplicaciones metalúrgicas.
El carburo de niobio presenta una combinación notable de dureza, punto de fusión muy alto y estabilidad química, aunque su solubilidad en hierro es la más baja de todos los carburos de metales de transición. Esta baja solubilidad dificulta su empleo como elemento aleante en aceros, ya que no se dispersa de manera homogénea en la matriz metálica. Si bien su formación puede producirse de manera espontánea en aceros con suficiente contenido de carbono y niobio, su incorporación no resulta económicamente competitiva frente a otros carburos que ofrecen un mejor equilibrio entre propiedades mecánicas y coste. Por esta razón, el NbC se encuentra con menor frecuencia en aplicaciones convencionales y su uso queda restringido a nichos muy específicos.
El carburo de niobio se utiliza en pequeña escala en algunos aceros rápidos de alta gama, donde la presencia de NbC mejora la dureza a altas temperaturas y contribuye a la formación de microestructuras estables frente al desgaste. Sin embargo, estas aplicaciones son limitadas y representan una fracción mínima en comparación con otros carburos más comunes como los de vanadio, cromo o wolframio. Su estabilidad química lo convierte en un candidato interesante para recubrimientos protectores en ambientes extremos, y en la investigación actual se ha explorado su uso en compuestos cerámicos avanzados destinados a turbinas, reactores nucleares y aplicaciones aeroespaciales. Aun así, su elevado coste sigue siendo un obstáculo determinante para una adopción más amplia.
El carburo de niobio no es inferior en propiedades fundamentales a otros carburos metálicos, pero su relación calidad-precio resulta desfavorable en comparación con alternativas más accesibles. Su gran estabilidad, resistencia química y alto punto de fusión lo sitúan dentro del grupo de materiales ultrarrefractarios de interés científico, aunque su relevancia práctica en metalurgia es marginal. En el futuro, su utilización podría expandirse en aplicaciones de alta tecnología donde el coste del material no sea una limitación, especialmente en recubrimientos protectores y en componentes diseñados para soportar condiciones extremas de temperatura y corrosión.