El acrílico, conocido científicamente como polimetil metacrilato (PMMA), es un polímero termoplástico transparente que revolucionó la industria de los materiales plásticos en el siglo XX. Su desarrollo comenzó en la década de 1920, cuando químicos alemanes y británicos experimentaban con ésteres de metacrilato en busca de plásticos transparentes que fueran más resistentes que el vidrio. En 1928, los investigadores británicos Rowland Hill y John Crawford lograron sintetizar PMMA por primera vez, y en 1933, la compañía Röhm & Haas patentó el material bajo el nombre comercial “Plexiglas”.
La Segunda Guerra Mundial marcó un punto de inflexión en su uso, ya que el PMMA se empleó masivamente para fabricar cúpulas de aviones, periscopios de submarinos y parabrisas de vehículos militares, gracias a su resistencia, ligereza y transparencia superior al vidrio. En las décadas siguientes, el acrílico ganó popularidad en sectores comerciales, publicitarios y arquitectónicos, consolidándose como un material versátil y de alto valor estético. Hoy es ampliamente reconocido bajo marcas comerciales como Plexiglas, Lucite y Acrylite, siendo esencial en la industria del diseño y en tecnologías ópticas avanzadas.
El acrílico es un termoplástico amorfo que se destaca por su transparencia excepcional, con una transmisión de luz superior al 92 %, superando incluso al vidrio. Esta característica, junto con su resistencia a los rayos ultravioleta, lo hace ideal para aplicaciones en exteriores. Además, el PMMA es considerablemente más liviano que el vidrio, con una densidad aproximada de 1,18 g/cm³, lo que facilita su manipulación y transporte.
Su resistencia al impacto es moderada: aunque es más resistente que el vidrio, no alcanza la dureza de otros polímeros como el policarbonato. Sin embargo, esta aparente desventaja se compensa con su facilidad de mecanizado, corte, moldeado y pulido, permitiendo acabados estéticos de alta calidad. El acrílico también se distingue por su resistencia química frente a agentes atmosféricos y su baja absorción de humedad, lo que garantiza estabilidad dimensional en condiciones variables.
El PMMA es termoplástico y se puede termoformar fácilmente, adquiriendo formas complejas sin perder sus propiedades ópticas. Además, es compatible con procesos de fresado, perforado y grabado láser, características que lo han consolidado como material estrella en el diseño industrial y artístico. Aunque es inflamable y no soporta temperaturas extremadamente altas, sus propiedades ópticas y su resistencia a la intemperie lo posicionan como una alternativa al vidrio en numerosas aplicaciones.
El acrílico tiene un papel destacado en arquitectura, diseño y señalización. Se utiliza ampliamente para fabricar vitrinas, ventanas, techos traslúcidos, mamparas y paneles arquitectónicos gracias a su ligereza y resistencia a los rayos UV. Su alta transparencia y capacidad de moldeado lo hacen ideal para letreros luminosos, publicidad exterior y expositores comerciales, donde su estética es clave.
En la industria automotriz y aeronáutica, el PMMA sigue siendo esencial para parabrisas, ventanillas y cúpulas, mientras que en el ámbito médico se utiliza para fabricar prótesis dentales, lentes intraoculares y equipos quirúrgicos, aprovechando su biocompatibilidad. Además, su versatilidad lo ha convertido en material predilecto para acuarios, lámparas, mobiliario moderno y productos decorativos.
En tecnologías avanzadas, el acrílico se emplea en paneles solares, iluminación LED y óptica de precisión, debido a su excelente transmisión de luz y facilidad de fabricación en formas específicas. También es un material popular en impresión 3D y grabado láser, permitiendo la personalización de piezas funcionales y decorativas.
El PMMA ha trascendido su papel como sustituto del vidrio para convertirse en un material icónico en ingeniería, diseño y ciencia, siendo sinónimo de estética, funcionalidad y durabilidad en múltiples industrias.