El descubrimiento del Teflón ocurrió de manera fortuita en 1938, cuando el químico Roy J. Plunkett, trabajando para la compañía DuPont, investigaba refrigerantes a base de tetrafluoroetileno. Durante sus experimentos, Plunkett observó que un cilindro presurizado con gas de tetrafluoroetileno no liberaba su contenido como se esperaba; en su interior se había formado un polvo blanco ceroso, que resultó ser un nuevo polímero: el PTFE. Al analizarlo, se descubrió que este material era extraordinariamente inerte y resistente a condiciones químicas y térmicas extremas. DuPont patentó el hallazgo y comenzó su producción comercial en la década de 1940 bajo la marca registrada Teflón. Inicialmente se utilizó en aplicaciones militares y aeroespaciales, pero su versatilidad pronto abrió las puertas a innumerables usos civiles e industriales.
El PTFE destaca por su resistencia química prácticamente total: no reacciona con la mayoría de los ácidos, bases, disolventes ni agentes oxidantes, incluso a temperaturas elevadas. Posee un rango de funcionamiento extremadamente amplio, soportando desde −200 °C hasta alrededor de 260 °C sin degradarse. Otra característica fundamental es su bajísimo coeficiente de fricción, uno de los más bajos conocidos en materiales sólidos, lo que le confiere excelentes propiedades antiadherentes y autolubricantes.
Este fluoropolímero es hidrofóbico y oleofóbico, lo que significa que no absorbe agua ni grasas y repele prácticamente cualquier sustancia. Además, presenta una excelente estabilidad dieléctrica, siendo un aislante eléctrico confiable incluso bajo condiciones severas. Su estructura totalmente fluorada también le proporciona una notable resistencia al envejecimiento por radiación ultravioleta y exposición ambiental prolongada. A pesar de ser un material difícil de procesar mediante técnicas convencionales debido a su alta viscosidad fundida, se puede conformar por sinterización, extrusión especializada o moldeo por compresión.
Si bien el uso doméstico del Teflón en utensilios de cocina antiadherentes es ampliamente conocido, el verdadero alcance de este polímero va mucho más allá. En la industria química se utiliza en recubrimientos y revestimientos internos de tuberías, válvulas, tanques y bombas que manejan sustancias corrosivas. En el sector eléctrico y electrónico, se emplea como aislamiento en cables de alta temperatura y alta frecuencia, así como en componentes de precisión donde se requiere estabilidad dieléctrica superior.
En la industria aeroespacial y automotriz, el PTFE se aplica en sellos, cojinetes, juntas y componentes expuestos a fricción constante, aprovechando su capacidad autolubricante y su resistencia a temperaturas extremas. En el campo médico, se utiliza para fabricar injertos vasculares, catéteres y membranas biocompatibles debido a su pureza y su nula reactividad biológica. También es fundamental en la fabricación de filtros, empaques y recubrimientos en entornos donde la contaminación debe evitarse a toda costa.
El Teflón ha evolucionado desde un descubrimiento accidental hasta convertirse en un material indispensable para aplicaciones críticas en todo el mundo. Su historia refleja la importancia de la investigación científica aplicada, mientras que sus características excepcionales explican por qué sigue siendo insustituible en numerosas áreas de la ingeniería moderna y la vida cotidiana. A medida que surgen nuevas tecnologías y procesos industriales, el PTFE continúa demostrando su relevancia como un material de alto rendimiento que combina durabilidad, confiabilidad y versatilidad sin igual.