ANTIMONIO
Nombre: Antimonio (del griego antigüo: anti-monachos "matador de monjes")
Símbolo: Sb (del nombre original, "Stibium", Estibio)
Grupo: 15
Período: 5
Bloque: p
Categoría: Metaloides
Número atómico: 51
Masa atómica: 121,760 u
Electrones por capa: 2, 8, 18, 18, 5
Electronegatividad: 2,05
Densidad: 6,697 gr/cc
Punto de Fusión: 630,63ºC
Punto de Ebullición: 1635ºC
Conductividad Térmica: 24 W (m·K)
Conductividad Eléctrica: 2,5 × 10^6 S/m
Orden Magnético: Diamagnético
Estado Ordinario: Sólido
Estados de Oxidación: 5, 4, 3, 2, 1, -1, -2, -3
Dureza Mohs: 3
Dureza Vickers: Sin datos
Dureza Brinell: 294 MPa
Isótopos más estables: Sb-121 (57,21%) Sb-123 (42,79%)
Descubridor: Conocido desde la Antigüedad
Se conoce al Antimonio desde la Antiguedad. El origen del nombre no está claro, se supone que proviene del griego “anti-monchos” o sea, “anti-monjes” en alusión a que se llevó por delante la vida de muchos alquimistas (considerados monjes en el contexto de la época dorada de la Alquimia), aunque ésto también guarde relación con el hecho de que se llegue a confundir con el Arsénico. Es el metaloide más “metálico” de todos, con usos muy amplios y útiles en metalurgia especializada en los metales del bloque p (post-transición). Se usa en aleaciones importantes de Estaño, Estaño-Indio, Plomo y Bismuto. En estado bruto no tiene buenas propiedades, pero como aleante es excelente y sumamente útil.
Propiedades
La primera vez que se observa, parece un metal o dicho de otra manera, es el metaloide más semejante a un metal verdaderamente dicho en muchos sentidos, empezando por el aspecto en sí. Gris brillante cuando recién fundido, de lustre metálico, blando (en el sentido de la resistencia a la abrasión, 3 Mohs) y sin embargo frágil (quebradizo), pobre conductor del calor y la electricidad, típicamente reactivo, se puede mantener al aire normal e incluso húmedo, donde permanece estable, aunque reacciona a altas temperaturas.
Ha reemplazado al Arsénico en la mayoría de aplicaciones que éste tenía originalmente en metalurgia con la ventaja de que no es tan tóxico como el primero.
Usos
Hasta ahora, la enorme mayoría de aplicaciones de los metaloides que hemos visto han tenido poco o nada que ver con los metales propiamente dichos. Bueno, se acabó la espera, porque el uso pivotante de éste elemento no es otro que precisamente la metalurgia.
Se utiliza al Antimonio como endurecedor de aleaciones de metales del bloque p. En el Peltre (base de Estaño) es el segundo aleante principal luego del Cobre, al cual mejora añadiendo mejores prestaciones mecánicas y estirando la vida útil esperada de la pieza.
Lo mismo ocurre con aleaciones de Plomo, donde el Antimonio eleva la rigidez, dureza y por ende resistencia final de la aleación. También se usa en combinaciones con el Bismuto, en alternativas menos tóxicas a aquellas que usan Plomo como base, aunque el Bismuto y el Plomo no se parezcan mucho entre sí a pesar de ser vecinos inmediatos en la Tabla Periódica.
El precio del Antimonio es accesible, y el metal se encuentra también formando parte de aleaciones eutécticas de bajo punto de fusión como la famosa aleación “Babbit” y es un componente frecuente de todo el “Pot metal” o “White metal”, nombres genéricos con los que los británicos designaban a las aleaciones de metales del bloque p (fundamentalmente aquellas con base de Estaño).
El segundo uso principal del Antimonio es el de dopante en otros metaloides semi-conductores a los que dona un electrón que se transmite a través de todo el entramado atómico.